Esperando aprender aprendo que espero, tibio vuelo, corto, sin mucho esmero, abejitas tornasoles y orugas que dicen comerse al mundo sin saber que el plato está servido y en la carta con primera plana de letras grandotas dice –promoción: en todas las comidas, gratis un plato de orugas asaditas al escabeche o doraditas con aderezo-. El tallo de la planta es dulce cuando no se quiere llegar primero, tan sencillo como llegar al momento exacto, pero ¿Cómo saberlo? No hay manuales que te digan que las hojas están es su punto y en el mejor momento. La manera de entenderlo esta en tu cuerpo, sin prisa las cosquillas en el estomago te dirán de a poco cual es el secreto, tan instintivo como saber de pequeño cual es el color del cielo, aunque después te mientan de grande que el aire no tiene color… todo eso es un cuento. Es mentira también que la comida rápida, de esa que hay en el suelo te llena el hueco, con el tiempo te vuelves tan tierra y comida para los que después siguen viniendo. Siempre al final del patio y después de que la mayoría ya florecieron, vienen los esquejes tiernos, tan suaves y ricos que el gozo parece eterno, placentera comida antes de entrar al sueño. Eso si tienes que comer también la ración justa, ni de mas ni de menos, si comes de mas puedes enamorarte y quedarte en la planta pero olvidarte de que hay mas después de eso y si comes de menos te quedaras en el intento. Las hormigas son justas y solo matan si saben que tu futuro es incierto. Puedes vivir esperando el momento o tener en cuenta que esta en ti saber cuando es el tiempo perfecto, al final de todo y a los ojos de los demás, aunque por pocos días, te darás cuenta que la diferencian entre las mariposas verdes y las que maduran se nota simplemente en la gracia del vuelo.